Gris

A la luz de la luna, solo veo un cadáver de un burro gris.
Está tumbado en un lecho cómodo, espeso y oscuro.
El sonido crujiente y zumbante de la descomposición se mezcla con el del viento que revuelve las plantas muertas y frías a su alrededor.
El burro no se queja siendo devorado por el tiempo y por la vida. El hocico de un lobo moviéndose en su interior a veces hace parecer que respira.
En las cuencas de los ojos del lobo, hay supervivencia. Dentro de las del burro, varias manos agitan unos deditos minúsculos y blanquecinos que buscan alimento en el barro rojo.
El gris está tranquilo así.
Cuando llega el momento, el gris se pone en pie y se marcha, dejando al lobo y un rastro de tripas en su cama.

A la luz de la mañana, veo al mismo burro tirando de su arado. En sus ojos todavía habitan los gusanos.

¡Gracias por leer mis estupideces!