¡Festejo a la ñoñería y la hipercloridria!

Hay personas que aparecen en tu vida y lo cambian todo. Desde el punto en que aparecen en tu vida, todo se detiene un segundo y tu camino toma un sentido totalmente diferente al que hubiera esperado cualquiera.
A día de hoy, puedo decir que gracias a este tipo de personas soy afortunada. Muy, muy afortunada. He cometido errores, pero las cosas no han salido mal del todo al final. Y quien ha querido permanecer, ha permanecido conmigo. Simplemente a mi lado, sin que los cambios cambien nada -valga la redundancia.
Es como mirar a un horizonte de mar y atardecer naranja, con el sol calentando tu piel y una brisa abrazándote. Y girarte un segundo y encontrarte con que no estás solo, que hay alguien a tu lado mirando fijamente al frente sin apartarse un segundo de ti.
Se me hace imposible pensar que existan mejores personas en el mundo, al menos para mí y para mi mundo.

Yo que tengo un mundo tan interior y tan extraño, lleno de parajes inimaginables, de dudas, de cielos de todos los colores, repleto de estrellas inalcanzables y de una melodía cambiante y dulce. Y de agua, mucha agua reflejando la luz que queda.
Es increíble ver cómo han entrado sin miedo, o, al menos, sin demasiado miedo. Cómo se han metido de lleno y no han salido corriendo al descubrir lo que hay dentro. Cómo han aceptado mis rarezas como parte de mí, y no se han avergonzado ante el mundo de compartirlas.
Y cómo me han dejado entrar en sus mundos, y compartirlos. E imaginar cosas juntos, como si no hubiera tiempo del que preocuparnos.
No puedo evitar sentir como si tuviera un hogar interior vaya a donde vaya en donde estas personas tienen cabida. Un lugar cálido como un abrazo que siempre me acompaña, incluso en el día más solitario. Admito que he sido capaz de olvidarlo por instantes, pero en cuanto vuelvo a encontrar un resquicio, me inunda por completo.
Me han hecho entender tantas cosas, y crecer tanto. Me han hecho comprender qué es querer, qué es la amistad y la familia.
Quisiera con todas mis fuerzas poder darles las gracias, pero no hay nada que sea suficiente para que entiendan qué han hecho por mí.


Hoy estoy extrañamente cursi -lo cual hace que me odie un poco por dentro-, pero sólo quería hacer llegar este mensaje y a veces cuesta menos escribir idioteces así que decirlo sin más. A quienes dirijo estas palabras son personas muy, muy importantes. Espero que sepan por sí mismas quiénes son. Y que sigo aquí, que aunque haya que aguantarme seré incondicional. Quiero darles lo mejor de mí, porque me demuestran que me dan lo mejor de sí cada día.
Bueno, acabo ya con mi ñoñería. Espero que haya quedado claro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por leer mis estupideces!