Seguir, seguir y seguir.

Hay algunos días en los que sin más, es difícil encontrar un sentido a seguir.
Por un segundo, siento que no entiendo qué hago aquí, en Madrid, haciendo lo que hago. Por un segundo me entran dudas y no veo sentido a seguir adelante. No tengo ganas de dar un salto y presentarme en clase como todos los días. Pienso que quizás no es mi sitio, que quizás no es mi profesión, que quizás no valga, que quizás no encontraré mi sitio, que quizás deba renunciar, y que quizás y quizás y quizás....
Y que si me importa algo ahora es simplemente mi familia, y esa gente con quien no comparto sangre pero sí unos lazos fortísimos.
Pero sin darme tiempo a pensar, me levanto, voy a clase, ensayo, pruebo, me esfuerzo, juego, actúo lo mejor que puedo. Disfruto. Me entrego. No me paro a pensar en si estoy satisfecha con lo que he hecho por miedo. Y sigo sin darme tiempo a pensar y voy a clases de inglés, y preparo el ejercicio de técnica, y el ensayo que tenga al día siguiente, y sigo adelante. Y sigo y sigo y sigo. Hasta agotarme.
Y me doy cuenta de que, a pesar de lo que pueda costarme, de todas las inseguridades, los días malos, la frustración, el peso de todo... Sigo aquí. Y no podría irme.
Es como una relación amor-odio con lo que hago. 
Pero encuentro que aunque haya días que esté desmotivada, hay días increíbles en los que simplemente me doy cuenta de que vale la pena, cuando veo que a alguien le ha llegado el trabajo que hemos hecho, cuando veo cosas increíbles suceder en clase como por primera vez, cuando trabajo en algo a fondo, y me he pasado semanas sin pensar en otra cosa que en mi personaje y mi escena, y sin dormir, y veo que sirve de algo, que hay un cambio... Cuando se me enciende la bombilla y por fin entiendo a mi personaje completamente, cuando no pienso en nada y me dejo llevar por la escena, cuando termino y estoy aturdida y no sé qué he hecho... O simplemente cuando miro atrás y me doy cuenta de todo lo que he aprendido del teatro y de todo.
Es que me estoy quedando corta con todo lo bonito que tiene el teatro para mí. Supongo que es cuestión del día.
Hoy escribo esto para recordarme a mí misma por qué sigo, por qué no abandono aunque a veces parezca que todo es... una mierda. O peor, que me deja casi indiferente.
Porque hay días en los que simplemente parece que nada vale la pena.

2 comentarios:

¡Gracias por leer mis estupideces!